domingo, 28 de junio de 2020

Trasfondo - El estilo de vida Veneciano II

Boche de León

El secreto impregna cada parte de la sociedad veneciana, incluído su sistema de justicia. Los secretos de estado están fuertemente protegidos, recayendo su vigilancia en los tres jueces. No son infrecuentes los ahogamientos en la laguna oficiados por este trío de nobles interrogadores durante la noche. Ciertamente, los traidores a La Serenissima han sido tratados de manera aún más clandestina para preservar la integridad de la ciudad y la reputación de sus familias.

Las leyes de Venecia brindan protecciones considerables a los acusados ​​de delitos, pero también garantizan el anonimato de los acusadores en muchas circunstancias. La más obvia de ellas es la existencia del boche de leon, un tipo especial de buzón que se encuentra en los alrededores de la ciudad y, en particular, en las paredes del palacio ducal del Dogo. Estos buzones con cara de león le permiten a cualquier ciudadano enviar una carta de acusación al Consejo de los Diez, quienes están legalmente obligados a considerar todas esas reclamaciones, desde la más mundana a la mayor de las traiciones. 

Aunque en la mayoría de los casos la carta debe nombrar al menos a tres testigos del crimen, en ciertos delitos y en circunstancias extremas, queda a discreción del Consejo investigar algunos asuntos graves en particular, incluso sin dicha lista.

Dado el politiqueo constante entre las familias nobles, y entre los Patricios y el reservado Gremio, por lo general existe una manipulación del boche de leon para saldar cuentas, rivales molestos y dificultades con oficiales problemáticos. Sumado a esto, el estado recompensa a aquellos que señalan a verdaderos traidores a Venecia a la atención del Consejo, proporcionando incentivos financieros para que incluso los ciudadanos bien intencionados vigilen a sus vecinos.

Agentes de numerosas familias e instituciones vigilan de cerca el boche de leon, pero el uso de máscaras y mantos por parte de quienes publican tales acusaciones garantiza el anonimato continuo. Para complicar aún más las cosas, a menudo ocurre que la persona encargada de enviar la carta lo hará siendo contratada por otra persona.

Por lo tanto, es una extensión de los continuos esfuerzos de espionaje de aquellos dentro y fuera de la ciudad para rastrear la miríada de cartas de acusación, sus mensajeros y sus orígenes, tratando de tejer algo de sentido de la aparente anarquía del secreto. Debido a que las cajas están tan bien observadas, solo una persona desesperada se encargaría de publicar una carta, ya que uno debe estar seguro de su anonimato para que no se enteren los informadores. Es tan frecuente el amenazar el bienestar y la familia de los que publican acusaciones que solo aquellos que no tienen nada que perder lo hacen, y de hecho los pilluelos consiguen ganar mucho dinero al hacerlo.

Fuente: Manual de Carnevale TTCombat

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