El Gremio tal como se encuentra hoy en día ha pasado por muchas transformaciones, aunque sus orígenes provienen de la antigua tradición de la familia de constructores navales Castellani y los pescadores Nicolottis. Las dos familias en guerra crearon los primeros gremios en Venecia, grupos que aparentemente trabajarían juntos en beneficio de sus propios trabajadores, pero que en la práctica, solo se crearon para organizar la lucha entre las dos familias. El Gremio se comprende de estos dos grupos, y de varios más, viniendo desde la indigencia al poder.
Todos para uno
Venecia ha albergado una gran cantidad de gremios durante el tiempo de su existencia, y los trabajadores han unido para volverse más grandes que la suma de sus partes. En los tiempos más prósperos, los gremios eran organizaciones de gran influencia, que afectaban la política tanto a nivel personal como en toda la ciudad. Los barcos no se podían construir en el Arsenale sin la confirmación expresa del Gremio de Constructores Navales, y solo darían su visto bueno si se confirmaban con el Gremio de Carpinteros, el Gremio de Trabajadores Portuarios y de otros tantos.
Sin embargo, en la gran caída en desgracia de Venecia, los gremios existentes perdieron su fuerza. Sin barcos para construir, comida para cosechar o negocios para operar, la suma de las partes se convirtió en nada más que una colección suelta de ciudadanos pobres y desempleados. Fue durante este tiempo, a finales del siglo XVII, cuando se originó el Gremio. A medida que más ciudadanos abandonaron los infructuosos esfuerzos del trabajo honesto, se inclinaron hacia el creciente y criminal vientre de la Ciudad Flotante. El Gremio de Ladrones se convirtió rápidamente en la sociedad secreta más común de Venecia. Con miembros en toda la ciudad, el Gremio de Ladrones podía vigilar todas las idas y venidas de cualquier riqueza. Los atracos, la extorsión y el contrabando se convirtieron en el comercio de facto, y muchas personas que vivían al margen de la sociedad encontraron un hogar.
Los ladrones rápidamente se dieron cuenta de que para operar en las sombras tendrían que hacer tratos con otros. Los primeros en incorporarse a sus filas fueron los burdeles. Los hombres y mujeres que se encontraban en posiciones privilegiadas para obtener información sobre todos sus clientes parecían perfectos para unirse a los ladrones. A los burdeles se les ofreció asociaciones de uno en uno, y sus madams intercambiaron los secretos de sus clientes por ducados o protección. Fue un acuerdo que fue beneficioso para ambas partes: si los ladrones sabían que un aristócrata adinerado estaba visitando un burdel, significaba que su casa quedaría sin vigilancia para ser robada, y el botín encontraría el camino de regreso al mismo burdel que estaban visitando, a menudo en la misma noche.
Al principio, no había muchos gremios que eligieran trabajar con los ladrones, prefiriendo mantener sus antiguas y orgullosas instituciones libres de corrupción. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y se acercaba la pobreza, muchos aflojaron temporalmente, o eso decían, la moral para poder alimentar y vestir a sus seres queridos.
En el momento de la aparición de Herida de los Cielos, el Gremio de Ladrones tenía asociaciones de trabajo con no menos de dos docenas de gremios diferentes, y era conocido coloquialmente en todo el mundo simplemente como el Gremio.
Debido a la aparición de la Herida de los Cielos, al auge del comercio y a la apatía de las clases dominantes hacia la ciudadanía, el Gremio ha experimentado un gran aumento en el número de miembros. Entre los viciosos avances de las fuerzas del Vaticano, las mascaradas asesinas de los patricios o cualquier número de otros fines violentos a los que se puede enfrentar un ciudadano en su día a día, hay muchas razones para buscar protección. El Gremio ha pasado de ser un grupo de delincuentes que exigen dinero a una ciudadanía débil, a ser el menor de muchos males.
Su influencia ahora se extiende por toda la ciudad, y a menudo se dice en susurros que no se puede caminar por un solo callejón en Venecia sin que el Rey de los Ladrones lo sepa. En lugar de buscar treguas incómodas, el Gremio ahora se encuentra con que muchos grupos acuden a ellos (aunque indirectamente a través de varios filtros) en busca de una alianza. Los Capodecime escucha a todas las partes y, a menudo, los deja ser parte del Gremio, por un costo que depende exactamente de lo que puedan ofrecer a los ladrones.
Una vida en la sombra
Aunque los gremios individuales en Venecia son de conocimiento común, el Gremio en sí está oculto en secretos. Una gran alianza que se extienda por toda la ciudad es una perspectiva preocupante, particularmente para los patricios y el Dogo, sin dejar de lado a las filas del Vaticano. Ser capaz de recurrir a una gran cantidad de mano de obra en cualquier momento es un poder muy distinto al que se encuentra en Venecia.
Aunque los Gremios operan clandestinamente, cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de lo que sucede en la ciudad es consciente de su existencia. El Dogo ha realizado muchas investigaciones para obtener más información sobre los líderes del Gremio, pero hasta ahora no han conseguido nada, sus espías se niegan a revelar información o han desaparecido por completo.
El Gremio protege despiadadamente sus esfuerzos clandestinos, y cualquiera que sea sorprendido hablando de la organización en cualquier cosa que no sea un susurro, probablemente se encontrará con un golpe furtivo en la nuca o, en un caso más extremo, lo encontrarán boca abajo en un canal.
Sin embargo, no es solo la confidencialidad lo que mueve al Gremio. La entrada en el Gremio es siempre una membresía de por vida, y cualquier cliente que se encuentre faltando de sus diezmos tendrá una opción muy simple, a menudo acompañada de una paliza: pagar o algo mucho peor. El Gremio hará todo lo posible para asegurarse de que los desertores se enfrenten con las más altas técnicas de disuasión. Los que huyan serán perseguidos y sus familias y seres queridos serán apresados o asesinados como castigo.
Afiliación
El Gremio siempre ha obtenido sus reclutas de la gente trabajadora, tanto representando sus intereses en el submundo, como extorsionándolos, substentándose sobre ellos. El Gremio se enfrenta frecuentemente a las muchas amenazas de la gente común de Venecia, ya sean de naturaleza mundana o mágica, y en ocasiones han sido salvadores de la ciudad. Sin embargo, hay poco altruismo en sus acciones, como diría el dicho veneciano: el Gremio nos protege ... de ellos mismos.
Aun así, existe un equilibrio entre las actividades del Gremio y las personas de las que a menudo abusa, y sin su influencia, las calles serían mucho menos seguras para quienes no tienen los medios para contratar guardias personales o sobornar a los oficiales de vigilancia de la ciudad. El Gremio asegura que ningún vecindario o familia sea objeto de ataques indebidos y que quienes no tienen medios para pagar no sean tratados injustamente. Como buen gobierno, enfrenta sus compromisos con los impuestos que recauda de sus partidarios, así que el Gremio tiene cuidado de no enemistarse demasiado con aquellos de quienes depende para su existencia.
El Gremio tiene influencia en todas las partes de la sociedad de clase baja, y algunas diversiones de clase alta, y es capaz de aprovechar los recursos y la mano de obra de Venecia si es necesario. Un ciudadano podría beneficiarse de la protección del Gremio durante años sin darse cuenta, solo para ser despertado por un golpe en una ventana trasera una noche y encontrarse rodeado por matones enmascarados que exigen un lugar seguro para esconderse o, lo que es más grave, un par de puños para ayudar en una confrontación venidera.
De cada profesión viene una gran variedad de guerreros callejeros a tiempo parcial, ya sean barberos con navajas o carniceros con cuchillas. Estos forzados ciudadanos con frecuencia ayudan a un pequeño ejército de ladrones que constituyen la mayor parte de los afiliados "independientes" del Gremio. Con ellos de vez en cuando aparece un cuidador de perros y sus perros entrenados en la persecución y captura de fugitivos, un talento pasado por alto por el gobierno oficial y que ahora es bien aprovechado por el Gremio.
Esta irregular, pero astuta, fuerza es reunida por los reclutadores, que conocen todos los tratos callejeros y oficiales corruptos en Venecia, además de otros muchos secretos. Apodados "pulpos" por tener un tentáculo manipulador en todas las direcciones, estos reclutadores no solo reúne a los luchadores apropiados para el Gremio, sino que también sirve como jefe de un enorme red de "pececitos" que espían a los trabajadores, los Patricios, y casi todo lo demás que sucede en la ciudad. Desde pilluelos callejeros y mendigos hasta guardias de la ciudad pagados y comerciantes chantajeados, el gremio tiene ojos en toda Venecia y puede reaccionar a cualquier movimiento casi al instante.
Jerarquía
Este variopinto grupo de sinvergüenzas y gente común está controlado por una jerarquía secreta de la realeza del Gremio, cuyas identidades se ocultan cuidadosamente a los ciudadanos y entre ellos mismos. Los más bajos de estos gobernantes son los Capodecina, casi literalmente los jefes de la mafia. Cada uno es responsable de un área particular de la ciudad, elegido entre los rateros y ladrones iniciados que componen los rangos bajos del Gremio, por tamaño físico y agresividad, pura astucia, o cualquier número de otras características que los habitantes del inframundo de Venecia buscan en un líder. Las pandillas son conocidas como Casas, en comparación burlesca con las familias patricias contra las que luchan con frecuencia.
Cada Capodecina informa a un Príncipe de los Ladrones, uno de los cinco individuos en toda la ciudad, uno por cada Sestiere, excepto Cannaregio. Son conocidos solo por el nombre de su sestiere. Se les llama Príncipe Castello, Príncipe Duro, etc. Cada uno tiene sus especialidades, ya sea robo, contrabando, etc., pero puede recurrir a las habilidades y a las bandas de varios Capodecinas si es necesario.
Por encima de todos ellos gobierna el Rey de los Ladrones, su identidad no es conocida por nadie. Cuánto tiempo ha estado a cargo es un misterio. Quizás sea un Príncipe ascendido, o un forastero que tomó el mando del Gremio. La palabra del Rey es la ley absoluta, rigurosamente aplicada por sus consiglieri, consejeros y secuaces también conocidos como Baroni.
Las tres reglas
Existe un estricto código de conducta que rige todas las actividades dentro del Gremio. Todos los miembros conocen y obedecen las tres reglas, de lo contrario sufrirán la ira de su Capodecina o el Príncipe de los Ladrones de su sestiere.
Omertá - Código del Silencio
La más importante de las tres reglas garantiza el secreto total.
Fedeltá - Código de fidelidad
Esta regla exige la total lealtad de todos los miembros a sus superiores.
Fraternitá - Código de negocio
Todos los tratos o negocios deben ser autorizados por el Gremio.
El Gremio en Venecia
El Rey de los Ladrones desea conservar su control sobre los trabajadores de Venecia. La gente lleva dinero a las arcas del Gremio, lo que les permite tener cada vez más poder sobre la ciudad.
Otros dentro de La Serenissima amenazan con derrocar el trono del Rey, pero son recibidos con la mayor ferocidad. Las actividades nocturnas del Gremio a menudo implican mantener la paz y la lealtad dentro de su propia organización, pero otras veces son misiones enviadas desde la cima de la sociedad secreta para rastrear, asesinar o infiltrarse en una de las muchas otras facciones que compiten por el poder en la ciudad.
El Gremio choca con frecuencia con los patricios. La clase dominante no le hace caso al hombre común de Venecia, y toma las calles para celebrar sus fiestas asesinas. Esto, por supuesto, no es un buen negocio, ya que los Capodecina no pueden cobrar su diezmo de los muertos. El poder del Gremio se extiende mucho más allá del de las clases bajas, y obstaculizar la influencia de la aristocracia implica que tendrán más influencia dentro de los órganos gubernamentales de Venecia. Colocar espías dentro de las mascaradas de los Patricios es demasiado común, lo que significa que los aristócratas deben ser cada vez más cuidadosos al llevar a cabo sus perversos placeres.
El secreto es la acción y el comercio del Gremio. Un secreto susurrado al oído de la persona adecuada en el momento justo puede ganar una pelea antes de que comience, por lo que el Gremio guarda sus propios secretos hasta el momento más oportuno. Los Príncipes ascienden y caen en poder en función de la información que tienen para vender, por lo que cada uno presionará a las personas bajo su mando para averiguar todo lo posible todas las noches. La Iglesia de Dagon y los Doctores del Ospedale están en la lista de vigilancia del Gremio, ya que intentan revelar los siniestros secretos dentro de esas organizaciones. Los Príncipes conocen muy bien el peligro que acecha en San Canciano y San Servolo, y al enviar grupos para descubrir información siempre enviarán fuerzas armadas para contrarrestar las armas exóticas y los monstruos que sin duda enfrentarán. Aquellos que se encuentran con algo inusual en la ciudad reciben instrucciones inequívocas de permanecer en silencio, ya que cada secreto que se filtra es uno que no se puede vender.
Fuente: Manual de Carnevale, TTCombat